Es una pregunta que me hago cada día, pero hoy más que nunca.
La verdad es que estoy bastante cansado de mi vida, no veo nada bueno en ella y hay veces que no quiero seguir viviendo, hoy de repente me entero que ha habido muchos movimientos en cómo iba a vivir la gente en Vigo, donde hasta hoy estaba seguro de querer ir a vivir el año que viene. Pero cada vez que pregunto, todo el mundo simplemente mantiene un silencio conmigo.
Yo no he hecho nada para merecerme este trato, nunca he tratado a nadie mal y jamás he molestado a ninguna persona como para que me nieguen la palabra, toda esa gente que antaño era mi amiga, hoy no son más que sombras del pasado.
La verdad es que cada día que pasa, mi vida va perdiendo sentido y lo único que quería era poder regresar a Vigo y estar como siempre he estado, hasta que empecé con Elena. Será una coincidencia o lo que sea, pero desde que Elena me dejó, todo el mundo ha dejado de hablarme, da igual fuesen amigos o conocidos, nadie me habla, nadie si quiera se digna a explicar el porqué, simplemente se escucha el dolor de un silencio aterrador que retumba en mi corazón y lo parte en mil pedazos.
Si tenía que aguantar todo lo que este año me ha pasado, todavía tenía que haber mucho más, claro, aún no ha terminado el año y seguro que hay más malas noticias por llegar, seguro que aún he de sufrir más golpes y ya no estoy seguro de que mi corazón pueda aguantar muchos más.
Ni siquiera mi ex-novia, sí, aquélla que decía y alardeaba que quería ser mi amiga, me habla ahora, no, ahora está en Vigo y ahí ya no puede hablarme, aunque simplemente me estoy empezando a dar cuenta que es lo que siempre se dice, sabiendo ella que no se podría conseguir, que sólo era para intentar paliar un poco el daño que acababa de hacerme, pero ese daño se ha incrementado cuando me he dado cuenta de la realidad, ahora me he quedado sin nada, todo lo que tengo son ... recuerdos.
Mi vida no se merece este dolor, YO no me merezco este dolor, sin embargo estoy destinado a morir lentamente, dañado por mis allegados hasta el final de mis días.
Este podía ser perfectamente mi nota de suicidio, pero sinceramente, mi familia (las únicas personas que aún están ahí) no se lo merece (también están algunos amigos de Palencia y 1 ó 2 de Vigo).
Sin más (frase mítica que se usaba mucho antaño), me despido.
Adiós alma mía, dirige mis pasos hacia el futuro.
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