Los días van pasando como si fuesen segundos, ya ni me acuerdo de cuando empecé el curso. En ese momento era tan feliz... Todo en mi vida era bueno, no tenía preocupaciones importantes, salvo las preocupaciones básicas de la vida.
Según ha ido pasando el curso, mi vida se ha ido afianzando en León, luegar del que seguramente marche el año que viene, y la verdad es que en León estoy bien, hay veces que desearía quedarme el fin de semana y comprobar cómo es la vida universitaria durante esos 2 días, que parece que se me ha olvidado desde mi vida en Vigo, pero al final nunca me quedo, y muchas veces me arrepiento.
Sin embargo, hay cosas que han ido empeorando desde que el curso empezó, hay momentos de mi vida que recordaba muy feliz, sonreía con tan sólo pensar en esos momentos, pero ahora, los veo lejanos y ni siquiera puedo recordarlos con felicidad, ahora duelen, he pasado de tener los pétalos de rosa en mis manos a coger las espinas, sigue siendo una rosa, pero duele.
Lo peor que me estoy encontrando es que de repente parece que es mi culpa que las espinas de la rosa pinchen, creo que la naturaleza es así, y yo no soy Dios. Si las rosas tienen espinas, tienen espinas, no las creo yo...
Hay veces que pienso que no soy capaz de seguir manteniendo la rosa entre mis manos, momentos en los que el dolor puede más que el amor, instantes en los que quiero dejar de sufrir y no encuentro la solución para conseguirlo de verdad.
Finalmente siempre viene mi alma y me recuerda que todo tiene un final feliz, por muy malo que sean ciertos capítulos de la vida, el escritor te redacta uno bueno, según dicen: "Dios no nos pone más sufrimiento del que somos capaces de soportar". Así que, supongo que mi alma cada día está más fuerte y soporta mejor el sufrimiento, lamentablemente estoy acostumbrado a pasarlo así de mal y salir adelante, así que me toca aguantar y esperar a que amaine el temporal.
Así soy yo, quizás demasiado bueno, quizás demasiado estúpido, pero no lo puedo cambiar. Soy así...
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